negro sombra


Cuando el arquitecto trazó las líneas no la vio. Pero ya estaba. Llegó el jardinero y no la vio. Pasaron los años. Llegó la noche después. Quién sabe las horas que hicieron falta. Nadie se acuerda. Pero la sombra creció y alguien tuvo que plantar después un árbol. Sólo para que la realidad siguiera siendo creíble. Tuvieron mucho cuidado de que la sombra y el árbol coincidieran en un punto. Ahora andan buscando a un hombre, se precisa conocimientos en escalada y fototropismo.
Texto: Antonio Aguilar Rodríguez
Fotografía: Juan Bautista Martínez Guevara
Fotografía impresas con licencia, en casa de Antonio Lorente Solano